Todos hemos oído alguna vez frases tipo “necesitas ir al psicólogo” o “creo que necesitas un psicólogo urgentemente” o quizá incluso hemos utilizado alguna frase similar para dar a entender que alguien no está muy bien de la cabeza o incluso directamente como insulto… pues bien, uno de nuestros objetivos es explicar por qué es incorrecto utilizar este tipo de expresiones o similares. Como iremos viendo más adelante los motivos que pueden llevarte a acudir al psicólogo son muy diversos e incluso me atrevería a decir que a todo el mundo nos vendría bien, alguna vez, poder ver nuestra vida desde otra perspectiva y analizar algunas conductas y pensamientos con un profesional, al igual que nos hacemos análisis de sangre para comprobar que todo está en orden. Pero no nos desviemos del tema principal que nos atañe, ¿por qué hay tanto prejuicio hacia el psicólogo cuando somos una pieza fundamental como cualquier otra del sistema sanitario? ¿por qué mucha gente teme ir al psicólogo o le da miedo que su entorno se entere de que acude?
En los años que llevo ejerciendo he notado estos miedos en muchos de mis pacientes: miedo a reconocer que no se encuentran tan bien como deberían o que tienen algún problema y necesitan ayuda externa para resolverlo, miedo a que su entorno se entere de que está acudiendo al psicólogo… Esto es debido, entre otras cosas, a la gran desinformación que hay acerca de la psicología y por frases típicas y erróneas como con las que he abierto este artículo que hacen creer que el ir al psicólogo es algo negativo en vez de positivo.
Es sobre todo en las primeras sesiones cuando he observado que el paciente teme que su entorno se entere de que acude al psicólogo como si fuese algo de lo que avergonzarnos ¿acaso nos avergonzamos cuando acudimos al médico de cabecera? Si tenemos algún daño físico vamos a que nos vean y nos digan como podemos solucionarlo… pues la psicología hace lo mismo pero con el malestar emocional (entre otras muchas cosas). Ir al psicólogo es un acto de salud mental en sí mismo, no algo negativo y no lo digo porque sea psicóloga (que también) sino porque a lo largo de los años he podido observar la gran evolución y mejora de los pacientes y como el acudir a consulta les ha cambiado la vida.
Hay muchas falsas premisas acerca de lo que somos y hacemos los psicólogos e intentaré ir rebatiéndolas una a una de la forma más clara posible ¡empecemos!:
“Los psicólogos son capaces de leer la mente y adivinar nuestros problemas”: se dice pues de los psicólogos que somos una especie de telépatas capaces de saber todo de alguien sólo con verlo y de ahí que mucha gente cuando le presentan a un psicólogo diga la típica frase “¿eres psicólogo? A ver psicoanalízame” cuando el psicoanálisis es una rama de la psicología que no tiene por qué ser la de ese psicólogo en cuestión (esto ya lo abordaremos en otro artículo) o “así que eres psicólogo… pues a ver, dime qué estoy pensando”, desafortunadamente ser psicólogo no nos concede superpoderes y aunque es cierto que debido a nuestra formación y sobre todo nuestra experiencia podamos tener mayor facilidad a la hora de analizar comportamientos. Eso no nos convierte en telépatas ni mucho menos (y menos aún cuando acabamos de conocer a la persona y apenas hemos podido analizar su conducta) y aunque a la gente le cueste creerlo los psicólogos no estamos analizando constantemente a todo el mundo, en cada situación. Es nuestro trabajo y si estamos fuera del despacho desconectamos así como lo haría cualquier otra persona.
Sigamos con aquellas expresiones que se suelen oír “yo para gastarme dinero en el psicologo me voy al bar porque el camarero hace el mismo trabajo” o “un buen amigo es el mejor psicólogo”; pues bien, en ambos casos la persona lo que hace es desahogarse ¿puede sentirse bien después de hacerlo? Por supuesto, pero su conducta seguirá siendo la misma porque parte de lo que hacemos los psicólogos es trabajar para que la persona pueda modificar aquello que le genera malestar y deje de hacerlo. Con lo cual, no es lo mismo desahogarse con amigos o en un bar que acudir a un psicólogo que analice qué es lo que te ocurre, por qué y te de herramientas para modificarlo.
Sigamos desmintiendo cosas… “tienes que estar muy mal para tener que acudir a un psicólogo” o “está yendo al psicólogo así que algo grave debe tener”. No voy a decir que los psicólogos no tratemos problemas graves, porque claro que lo hacemos pero también ayudamos a personas con las dificultades que se le presentan en su día a día, como por ejemplo gestionar discusiones familiares, conflictos laborales, decisiones difíciles, críticas de los demás y un largo etcétera al que tenemos que enfrentarnos el común de los mortales diariamente y que si no se hace correctamente puede generarnos malestar, ansiedad y otra serie de síntomas que no deberíamos de experimentar con una gestión adecuada. Es decir, la psicología no trata solo de adicciones, fobias y trastornos (que es a lo que se nos suele reducir en muchos casos) sino que trata todo aquello que nos afecta.
Otra de las falsas ideas que suele haber respecto a la psicología es que el tratamiento dura muchos meses o incluso años, pues bien, esto depende mucho del problema por el que se acuda a consulta y por supuesto también del paciente y lo que se comprometa con el tratamiento; es decir, para algunos problemas con unas cuantas semanas es más que suficiente.
Por otro lado, el dinero: cuánto se supone que cobramos los psicólogos por sesión es otra de las cosas que hace a la gente echarse para atrás y no acudir a consulta. Pues bien, como en todas las profesiones hay psicólogos más caros y psicólogos más económicos y ahora muchos de los psicólogos tenemos precios bastante asequibles e incluso bonos que te hacen que salga más económico acudir a sesión. Por lo que la idea de que ir al psicólogo es igual a gastarse mucho dinero o el típico “vas a dejarte un riñón en psicólogos” debemos desecharla (por no hablar de que la salud ya sea física o mental es prioritaria y por supuesto, siempre será una gran inversión).
Aunque hay algunas ideas erróneas más, terminaré con una que me llama especialmente la atención: “acudir al psicólogo es de débiles”. ¿Ponerte en manos de un profesional es de débiles? Cuando tengo dudas legales voy a una gestoría o despacho de abogados, si necesito comprarme una casa acudo a una inmobiliaria… Pues si tengo problemas a la hora de gestionar ciertos pensamientos o emociones ¿por qué acudir al psicólogo me hace más débil que cuando acudo a otro profesional? En todo caso, los pacientes serían personas más fuertes por darse cuenta de que, a veces, incluso algo mínimo le provoca un malestar que no debería experimentar y quieren trabajar en ello para solucionarlo. Es decir, enfrentan su problemática y eso es, bajo mi percepción, todo lo contrario de lo que haría una persona débil.
En definitiva, con todo esto que os he comentado a grandes rasgos, mi intención es que le quitemos ese miedo a la figura del psicólogo, echar abajo algunas de las ideas erróneas que hay acerca de esta profesión y que quede claro que los psicólogos, pese a no tener superpoderes (muy a nuestro pesar), somos profesionales eficaces que podemos ayudar a las personas a tener una mejor calidad de vida.
Eva Torrego Treviño
Un blog muy entretenido y bien explicado. Además yo misma he acudido a Eva y la recomiendo mucho. Muy buena profesional y te explica las cosas con muchos ejemplos para poder ver todas las perspectivas. Ánimo con psicomienza!
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Me parece una muy buena entrada para inaugurar este blog pues considero que aún se tiene una visión errónea de cuándo acudir a un psicólogo. En mi opinión, estoy segura de que muchos de los conflictos, problemas o discusiones que podemos tener en nuestro día a día con familiares, pareja, jefes y demás personas con las que nos relacionamos, se podrían resolver de otra manera o afectarnos de una forma totalmente diferente si estuviésemos en manos de un psicólogo, el cual nos ayudaría a gestionar nuestras emociones frente a ese conflicto, a identificar las distorsiones que podamos estar haciendo de la realidad y resolverlo de la mejor manera.
Para mí esto fue fundamental en el tratamiento que recibí por parte de Eva, gran profesional.
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