Ya no está con nosotros ¿y ahora qué? las cinco etapas del duelo

La muerte es igualadora, nos llega a todos, da igual cómo seamos o cuánto dinero tengamos, si somos o no somos felices o si queremos o no queremos morir, y aunque es cierto que en algunas culturas abrazan la muerte y no la temen, en nuestra cultura si que es algo que nos inquieta ya sea por la incertidumbre que hay en torno a este tema como por la pena que nos embarga cuando nos vamos o alguien a quien queremos se va, por ello, en el artículo de hoy vamos a hablar de las famosas cinco fases del duelo de las que seguro habéis oído hablar a lo largo de vuestra vida en películas, libros, etc.

Antes de empezar a hablar sobre las distintas etapas es importante hablar de quién las descubrió, fue la psiquiatra suizo-estadounidense Elisabeth Kübler-Ross nacida en 1926, cuya especialidad eran los cuidados paliativos y las situaciones cercanas a la muerte. Estuvo trabajando durante muchos años con pacientes en estado terminal y por ende también con sus familiares y entorno, gracias a eso desarrolló el famoso modelo de Kübler-Ross en el que establece las cinco etapas de duelo que explicaremos a continuación:

Etapa de la negación: En esta etapa, como bien su nombre indica, se produce una negación del hecho de haber perdido al ser querido, puede ser una negación implícita o explícita y aunque no puede perdurar durante mucho tiempo, lo cierto es que le da cierto margen a nuestro organismo para poder amortiguar el golpe, es como un tiempo extra para poder ir adaptándonos a la nueva realidad.

Etapa de la ira: En esta etapa nos invaden sensaciones de impotencia y frustración ante la muerte y buscamos culpables o incluso los inventamos, lo solemos pagar en muchas ocasiones con personas de nuestro entorno sin tener ellas culpa de nada e incluso con animales o cosas, percibimos la muerte como algo injusto y nos revelamos ante la idea de haber perdido a un ser querido y sentimos una gran indefensión al saber que no está en nuestra mano el poder recuperarlo.

Etapa de la negociación: En esta etapa se intenta crear una ficción que permita ver la muerte como una posibilidad que estamos en posición de impedir que ocurra. De algún modo, ofrece la fantasía de estar en control de la situación. En esta etapa creemos que podemos revertir el proceso para evitar que se produzca la muerte de nuestro ser querido, aunque sea totalmente ilógico y para ello intentamos negociar con entidades divinas o decir que vamos a cambiar o mejorar en nuestra vida si no perdemos a nuestro ser querido (ya que la negociación puede darse antes o después de que se produzca la muerte). En esta etapa tenemos cierta sensación de alivio ya que podemos llegar a pensar que podemos hacer algo por evitarlo o incluso retroceder en el tiempo de algún modo, obviamente esta etapa es muy breve ya que es complicada de sostener en confrontación con la realidad.

Etapa de la depresión: No debemos de confundir la depresión de esta etapa con el trastorno mental, son síntomas parecidos que se derivan de dejar de creer que podemos cambiar las cosas de una u otra manera y sentimos una profunda tristeza derivada de que el ser querido ya no está con nosotros.  Esta tristeza a veces nos lleva incluso a una crisis existencial y somos incapaces de hacer nada para liberarnos de esta sensación de desamparo ya que somos consciente de que la muerte es irreversible y no hay nada que nos motive a vivir en una realidad donde nuestro ser querido no está. Esta etapa hace que las personas estén más apáticas, tiendan a aislarse, sensación de agotamiento y con la impresión de que nunca saldrán de este estado.

Etapa de la aceptación: Esta última fase es cuando por fin aceptamos la realidad, la muerte de nuestro ser querido y empezamos a aprender a seguir adelante aunque esa persona ya no esté con nosotros. Esto es posible gracias entre otras cosas al paso del tiempo que va haciendo que nuestro dolor vaya disminuyendo poco a poco y aunque eso no significa que dejemos de echar de menos sí que nos damos cuenta de que la vida continúa y que hay otras muchas cosas que merece la pena disfrutar.

Esta etapa se caracteriza primero por dejar de sentir esos sentimientos tan intensos que hemos estado experimentando en etapas anteriores del duelo y en tener ya cierto nivel de cansancio, lo bueno es que a raíz de esta etapa ya volvemos a experimentar la alegría, el placer y el resto de sensaciones que nos hacen volver a conectar con la normalidad.

Para terminar, hemos de aclarar que aunque parece que estas etapas siempre ocurren en este orden, de forma secuencial (es lo que nos han vendido muchas veces en la televisión y otros medios), la realidad es que no es así, la psiquiatra nos habla de cinco estados mentales por los que pasaban muchas veces aquellos que habían tenido la pérdida de un ser querido y sobre la evolución que iban teniendo desde que se enteran del fallecimiento hasta que lo aceptan y superan pero en ningún caso todas las personas que estén en fase de duelo tienen por qué experimentar estas cinco etapas ni en este orden. Conocer estas etapas nos es útil para poder identificar de forma más o menos simple lo que podemos llegar a experimentar cuando estamos viviendo un proceso de duelo.

Para terminar y como siempre hacemos os lanzamos una serie de preguntas por si queréis darnos vuestra opinión y compartir vuestra experiencia con nosotras: ¿habéis experimentado alguna vez alguna de estas etapas del duelo? ¿conocéis a alguien que haya experimentado las cinco etapas? ¿creéis que es una ayuda el tener conocimiento de estas etapas para afrontar mejor el proceso de duelo? ¡nos leemos!

Eva Torrego Treviño

Un comentario en “Ya no está con nosotros ¿y ahora qué? las cinco etapas del duelo

  1. Seila dice:

    La verdad que me ha gustado mucho que hayáis tratado este tema porque es algo que me ha preocupado en las puntuales ocasiones que se me haya podido pasar por la cabeza. Por suerte no he vivido todavía la muerte de un ser querido de cerca (salvo mi perrita, que recuerdo que lo pasé fatal y lloraba a cada momento). Ahora que mis abuelos son mayorcitos y van teniendo sus pequeños problemas de salud, alguna vez se me ha pasado por la cabeza cómo afrontaré la pérdida de alguno de ellos. Por ello me ha interesado tanto que hayáis hablado de ello y seguro me ha ayudado para conocer de antemano qué sentimientos podré llegar a experimentar.
    Algo que es verdad que me aterra es que algún día me falten mis padres.
    ¡Gracias por la entrada de hoy!
    Saludos.

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