Los trastornos psicóticos son un grupo de psicopatologías graves, caracterizadas por la pérdida de contacto con la realidad. Este grupo engloba la Esquizofrenia, el Trastorno Psicótico Breve, Trastorno Esquizoafectivo y el Trastorno Delirante, entre otros. En el post de hoy nos centraremos en este último.
El Trastorno Delirante es una psicopatología grave que afecta al pensamiento y a la manera de organizar las ideas e interpretar la realidad. Los delirios son ideas objetivamente irreales e irracionales, falsas creencias, pero que la persona ve como absolutamente verosímiles por lo que terminan dominando la vida de esa persona. Las alucinaciones son alteraciones de la percepción. Es decir, se producen alteraciones en la información que nos llega por los sentidos (vista, oído, tacto, olfato y gusto). Ver, oír o sentir algo que no existe es producto de una invención de la mente, independientemente de los estímulos reales externos que haya en el ambiente. En los delirios, se da una distorsión de un estímulo u objeto externo: a partir de algo real la mente lo distorsiona hasta convertirlo en algo irracional. Por eso se considera una alteración de la interpretación de la realidad. En definitiva, la diferencia principal es que las alucinaciones se sienten y los delirios se piensan. Las alucinaciones son más frecuentes en otros trastornos psicóticos como la esquizofrenia, mientras que los delirios predominan en el trastorno delirante. Así, este último trastorno no es tan frecuente, ya que se da en un 0,03% de la población aproximadamente.
Por otro lado, respecto a la alteración de la interpretación de la realidad, de manera mucho más frecuente, tenemos las creencias irracionales (muy relacionadas con los sesgos de pensamiento). Así, las creencias irracionales son mucho más frecuentes en la población, pero no resultan tan graves, ya que la persona puede razonar y percatarse de la falta de lógica de estas ideas, algo que no sucede en el Trastorno Delirante. La persona que sufre este trastorno es capaz de argumentar, encontrar “pruebas” y “razonar” sus ideas de manera convincente, pudiendo incluso llevar a otra persona a compartir su delirio.
A pesar de la irrealidad de las ideas, una persona con estos delirios puede llevar una vida aparentemente normal. La gravedad del trastorno viene de las conductas derivadas de dichos delirios. Por ejemplo, una persona puede tener la idea delirante de que le persiguen y mostrará una conducta suspicaz, no se fiará de nadie, parecerá un poco “raro” entre sus compañeros de trabajo, familiares, etc. Sin embargo, llevará una vida normal. El problema se da cuando esa idea es tan fuerte que invade y domina su vida, llevando a la persona a aislarse para alejarse de la gente que le persigue, que no puede mantener un empleo ni una vida socio-familiar, que vive por y para el delirio.
Los delirios se clasifican en 6 tipos:
- Persecutorio: la persona está convencida de que le vigilan, que le persiguen, que pueden leerle la mente, que le han implantado un microchip para controlarle, etc.
- Grandiosidad: ideas relacionadas con el valor superior, poder o conocimientos que le proporcionan un carácter único y especial. Por ejemplo: estar convencido de que es un mensajero de Dios, que su padre es el Rey, que es el anticristo, etc.
- Erotomaníaco: convencimiento de ser el objeto de deseo sexual de otra persona.
- Celotípico: convencimiento absoluto de la infidelidad de la pareja.
- Somático: ideas relacionadas con el padecimiento de una enfermedad, de contagiarse, presencia de parásitos internos o incluso de desprender mal olor.
- Mixto: pueden aparecer ideas de los tipos mencionados sin que predomine ninguno.
El origen de este trastorno, como suele suceder en la psicopatología, no está claro. Se conocen algunos factores de riesgo, como la presencia de antecedentes psiquiátricos en la familia, y factores precipitantes como graves episodios de estrés o consumo de drogas (cannabis especialmente).
El tratamiento debe ser combinado: medicación pautada por psiquiatra y terapia psicológica. Es un trastorno muy complejo, pero con la ayuda adecuada la persona puede mejorar enormemente su calidad de vida.
Irene Marivela Palacios