“Las rabietas son normales en los primeros años de desarrollo, tiene un sentido evolutivo y forma parte del desarrollo de recursos emocionales y habilidades de autocontrol del ser humano. Sin embargo, este tipo de conductas agresivas y desafiantes deja de ser propia en etapas evolutivas posteriores. Un manejo inadecuado de ellas puede hacer que este tipo de comportamientos se consoliden y los problemas de conductas se agraven” (Luengo, 2014).
En el artículo de hoy os hablaremos de un tema que trae de cabeza a muchos de los padres y madres que acuden a consulta ¡las rabietas! Algo de lo que todo el mundo hemos oído hablar pero ¿realmente sabemos lo que son? Una rabieta se puede definir como una conducta explícita y explosiva, en la que se aprecian componentes de rabia e ira. Lo que el menor intenta mostrar con este comportamiento es que está en desacuerdo con alguna situación o circunstancia que no es de su agrado.
¿Qué características tienen las rabietas? Normalmente las describimos como cuadros de lloros, gritos o movimientos incontrolables que se dan habitualmente en la infancia, algunos autores incluyen la contención de la respiración en lugar del llanto, es decir, cuando un niño retiene el aire poniéndose rojo e incluso a veces llegando a marearse.
¿Es normal que a los niños tengas rabietas? Por supuesto que es normal en el desarrollo de los niños, que algunos niñ@s no las tengan no significa que lo normal sea no tenerlas.
¿Cuándo es normal que se den las rabietas? Las rabietas aparecen normalmente entre el primer y el cuarto año de vida.
¿Cuántas veces es normal que se presente la rabieta y que dure? Son normales si se presentan de forma ocasional y su duración no supera los quince minutos, en el caso de que se produzcan habitualmente (una o varias veces al día), que se alarguen más de ese tiempo o que lleguen a realizar conductas autolesivas deberán pedir ayuda a un profesional.
Las rabietas se dan porque conforme los niñ@s van creciendo necesitan lograr cierta autonomía pero a su vez también necesitan la protección y la ayuda de los adultos en muchas ocasiones, por eso no debemos ver las rabietas como algo negativo de los niñ@s sino como hemos comentado anteriormente como parte de su desarrollo en la que establecen una relación de ayuda con sus progenitores ya que estos últimos pueden ayudarles con su control de impulsos y regulación emocional (tareas de las cuales se encarga la corteza frontal al igual que de otras tareas como empatía, planificación a largo plazo o tolerancia a la frustración.
¿Cuáles son las principales causas de las rabietas? Según Solter (2002) las principales causas de las rabietas son:
- Una necesidad básica que tiene el infante y no hemos podido satisfacer en el momento.
- Falta de información o información errónea de alguna situación.
- Necesidad de descargar y liberar tensiones, miedos o frustraciones.
Por último ¿cómo se deben gestionar las rabietas?
El objetivo es intentar gestionarlas de un modo más consciente y respetuoso con las necesidades del niño, sin por ello dejar de ser firmes en las situaciones que lo requieren.
Aquí daremos las claves para una buena gestión de rabietas pero recordar acudir al psicólog@ en el caso que no se cumplan los requisitos de rabietas “normales” que hemos establecido previamente.
- Descubrir el motivo: es importante saber qué es aquello que nuestro hij@ no sabe gestionar por sí mismo y le está generando dicho malestar.
- No actuar de forma impulsiva: para ello es importante estar entrenados en regulación emocional, mantener la calma (recordad que siempre los adultos somos el modelo a seguir de los niñ@s), tener un buen apego con nuestros hij@s (el tema del apego lo teneis más extendido en el artículo del mes pasado aquí en Psicomienza) para ello debemos quererlos y darles cariño para mejorar su confianza y seguridad.
- No intentar dialogar cuando se da la rabieta: si intentamos dialogar solo lograremos que ésta se intensifique y está más que demostrado que los sermones no sirven de nada en la fase explosiva de la rabieta ya que no nos pueden escuchar.Es importante que los mensajes que les demos en ese momento sean breves y sencillos: “cariño, lo siento, ahora eso no puede ser” y decírselo mirándole a los ojos, a su altura y con calma. Es importante recordar que nunca debemos emplear el chantaje emocional: «si te portas así, los papas no te querrán», «como vea esto tu padre te vas a enterar», deben saber que les queremos igual igual aunque tenga esa rabieta, lo que pasa es que nos resulta molesto. Pero nuestro amor hacia ellos no depende de cómo se comporte.
- No gritar o dar golpes: Es importante que nosotros no nos enfademos ni mostremos conductas agresivas, somos el ejemplo.
- Dejar que se calme para hablar: Los niños se calmarán tarde o temprano, nunca debemos negarles un abrazo o contacto físico y cuando se calme es fundamental hablar con ellos.
- Dar estrategias para controlar sus emociones: Una vez que la rabieta ha terminado podemos razonar junto a él o ella cuál habría sido la mejor manera de actuar o expresar lo que sentía practicándolo juntos para la próxima ocasión.
- No ceder a las peticiones: Por último, nunca debemos ceder a una rabieta y hacer lo que quieren que hagamos o estaremos reforzando que las utilicen como medio de petición de cosas y no es en absoluto lo que queremos.
Y hasta aquí el artículo de hoy ¿sabías tanto sobre rabietas?¿tus hij@s las tienen de formal “normal” o has descubierto que debes pedir ayuda a un expert@?¿cumples las pautas que os hemos proporcionado correctamente? ¡nos leemos!
Eva Torrego Treviño
Psicóloga sanitaria
Me ha parecido de gran ayuda este artículo. Hablo desde la experiencia cuando digo que si a la rabieta del niño le sumamos el momento en el que lo hace: tenemos prisa, estamos con mucha gente, estamos estresados por X motivos… Se forma el «combo» perfecto para que todo salga «imperfecto», es decir, para que el adulto pierda los papeles… Gracias a este artículo entendiendo mejor qué sucede y trataré de no caer en el error nunca más 😅
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