Los 10 mitos del amor romántico

El amor es uno de los temas más tratados en la literatura, el cine, la música, el teatro, el arte, etc. Para hacer llegar el mensaje al público se utilizan muchos recursos estilísticos como las metáforas, comparaciones e hipérboles. Desde una visión artística esto está muy bien, funciona muy bien con la audiencia. El problema es que de tanta insistencia, terminamos creyendo y asumiendo como ideas propias lo que nos dicen que es el amor.

La mayoría de los problemas de pareja que nos llegan a consulta están relacionados con ideas irracionales y sesgos cognitivos sobre “cómo debería ser” el amor o la relación de pareja. Estas creencias son muy dañinas para la pareja pero también para la autoestima de cada persona.

Por ello, el objetivo de esta entrada del blog es desmitificar el amor. No es que en Psicomienza seamos poco románticas, si no que queremos hacer llegar una idea del amor saludable, realista y desidealizada.

Qué es un mito. Un mito es una creencia que la sociedad admite como verdadera y objetiva, que se integra en los patrones de conducta y pensamiento.

A continuación se exponen 10 de los mitos del amor romántico más comunes.

MITO 1: Por amor, todo vale.

No, por amor no todo vale. El amor no es una excusa válida para justificar conductas más que reprochables. Igual que no pensamos que está bien atracar una joyería para poder regalar un anillo a la pareja, tampoco debemos pensar que faltar el respeto es aceptable si lo hacemos en nombre del amor.

MITO 2: El amor verdadero puede con todo.

No, el amor (verdadero o no) no puede con todo. El amor no es suficiente para solucionar cualquier problema ni excusa para aguantar comportamientos inadecuados en el otro. Por muy enamorados que estemos, los problemas seguirán surgiendo y no se van a solucionar por la presencia de la pareja.El respeto, la confianza  y la comunicación no vienen de serie con el amor, son cosas que hay que trabajar y construir juntos. Sólo con quererse no vale.

MITO 3: La media naranja.

La media naranja es esa idea de que hay una persona perfecta para cada uno, que en cuanto se conozcan sabrán que están hechos el uno para el otro, que en ese momento estarán completos y no hay otra persona igual de perfecta para ellos. Este mito es peligroso porque refuerza la idea de que sin pareja estamos incompletos. Eso no es cierto. Cada persona es una naranja completa y con la capacidad de ser plenamente feliz, que en ocasiones puede estar con otra naranja, limón, pera o manzana si así lo desea.

Además, la idea de que sólo hay una persona con la que seremos felices es absurda e irracional. Existen 8 billones de personas en la tierra, ¿realmente sólo una de esas personas te puede hacer feliz? ¿y si resulta que tu media naranja es un monje budista del Tíbet, entonces estás condenado a una vida de infelicidad y desamor?

MITO 4: La pareja como uno, indivisible.

Esto implica la disolución de cada individuo “por la pareja” y por tanto renunciar a la esencia de uno mismo. Cada miembro de la pareja tiene sus propios pensamientos, gustos, aficiones, amigos, etc. y eso no debe dejar de existir. De hecho, seguramente sea ese “yo” el que haya hecho que la otra persona se enamore de ti. Perder la identidad propia a favor de una pareja implica perder esos valores y crear una dependencia emocional hacia la otra persona. Pasar tiempo separados, cada uno con sus amigos y aficiones, es saludable para la relación de pareja. No hay que hacerlo TODO  juntos.

MITO 5: El sexo no importa en el amor.

El sexo es una parte muy importante de las relaciones. El sexo en la pareja implica intimidad, confianza y placer. Cuando el sexo no es satisfactorio, suele acarrear una gran frustración en ambos miembros de la pareja, que termina derivando en discusiones y problemas de pareja. Eso no quiere decir que sólo las parejas compatibles a nivel sexual se aman de verdad, puede haber una gran compatibilidad sexual con un extraño. El sexo es un ámbito más en la pareja, es decir, se aprende y se mejora con la buena comunicación y la práctica.

MITO 6: Los celos son prueba de amor. Si te ama, te hará llorar.

No y mil veces no. Los celos son posesivos, controladores, violentos y dañan la autoestima y el autoconcepto de las personas, poniendo en peligro su libertad, su confianza y, en ocasiones, su integridad física y emocional. En los celos reside un complejo de inferioridad, de temor al abandono y de dependencia emocional que se proyectan en la otra persona tratando de hacerla responsable y culpable de los sentimientos propios de inferioridad.

Si te ama, no te hará llorar. El amor no tiene que doler. Al contrario, el amor es un vínculo de fortaleza, de seguridad, de apoyo, de confianza.

MITO 7: En el amor no hace falta decirlo todo.

La mayoría de los conflictos de pareja se forman por una comunicación inadecuada. Muchas personas piensan que “tendría que saber cuándo estoy mal”. Bueno pues no, nadie puede leer tu mente. A lo mejor en algunas ocasiones puede adivinarlo y acertar, pero no es su deber ni su obligación. En la mayoría de los casos, si no decimos cómo nos sentimos y qué queremos de manera explícita es muy posible que nos quedemos insatisfechos.

MITO 8: Las parejas que realmente se quieren no discuten.

Las personas, especialmente las que conviven, por mucho que se quieran, no dejan de ser personas con ideas propias, valores propios, costumbres propias… Por tanto, es inevitable que haya discusiones, al igual que discutes con tu madre y eso no significa que hayas dejado de quererla.

MITO 9: Es el hombre el que debe tomar la iniciativa para acercarse a una mujer.

Esta manera de pensar favorece la idea de que la mujer no es capaz de hacer nada por sí misma, refuerza el papel pasivo de la mujer en las relaciones y el papel activo del hombre, que lleva la voz cantante de la relación porque ella no puede .

MITO 10: Si el amor es verdadero, la pasión siempre estará presente.

La pasión y el amor hay que trabajarlos día a día. La pasión disminuye con el tiempo, no por aburrimiento ni rutina, sino por adaptación y habituación a la otra persona. Esto no quiere decir que se quiera menos, al contrario, los sentimientos de afecto se incrementan con el tiempo ya que el vínculo se hace más fuerte y sólido. Dicho esto, si la relación se deja morir, si no se trabaja, si no existe implicación, al final no habrá ni pasión, ni felicidad, ni amor, ni vínculo.

Ahora es importante que seamos conscientes de nuestro propio pensamiento, que nos demos cuenta cuando caemos en alguno de estos sesgos.

Os invito a realizar un ejercicio de reflexión: ¿habéis sido (o sois) víctima de alguna de estas ideas irracionales? Cuéntanoslo en los comentarios.

Irene Marivela Palacios

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